Lima es la ciudad capital de la
República del Perú. Se encuentra situada
en la costa central del país, a orillas del Océano Pacífico, conformando una
extensa y populosa área urbana conocida como Lima Metropolitana que limita con
el desierto costero y extendida sobre los valles de los ríos Chillón, Rímac y Lurín.
Lima cuenta
con una población de 8,473 millones, cifra que la convierte en la ciudad más poblada del país.
El área metropolitana se compone de
seis subregiones, cuyos extremos localmente se denominan conos. Estas subregiones son las
siguientes:
·La Zona Residencial y
Comercial, que comprende los distritos de: Barranco, Jesús María, La Molina, Magdalena del Mar, Miraflores, Pueblo Libre, San Borja, San Isidro, San Luis, San Miguel, Santiago de Surco y Surquillo.
·El Cono Este,
que comprende los distritos de: Ate, Chaclacayo, Cieneguilla, El Agustino, Lurigancho-Chosica, San Juan de Lurigancho y Santa Anita.
·El Cono Norte,
que comprende los distritos de: Ancón, Comas, Independencia, Los Olivos, Puente Piedra, San Martín de Porres y Santa Rosa.
· El Cono Sur,
que comprende los distritos de: Chorrillos, Pucusana, Punta Hermosa, Punta Negra, San Bartolo, San Juan de Miraflores, Santa María del Mar, Villa el Salvador y Villa María del Triunfo, Lurín, Pachacámac
·El Callao,
que comprende los distritos de: Bellavista, Callao, Carmen de La Legua-Reynoso, La Perla, La Punta, Mi Perú y Ventanilla.
La historia de Lima empezó
con su fundación realizada por Francisco
Pizarro el 18 de enero de 1535, con el nombre de Ciudad
de los Reyes. La ciudad fue establecida en el valle del río Rímac en un área poblada por el señorío de
Ichma, en la región agrícola conocida por los
indígenas como Limaq.
Posteriormente, se
convirtió en capital del Virreinato del Perú y sede de una Real Audiencia en 1543. En el siglo XVII, la ciudad
prosperó como centro de una extensa red comercial a pesar de los frecuentes
terremotos y la amenaza de la piratería se convirtió en la más grande e importante ciudad de América del Sur durante
el régimen español. Este auge llegó a su final en el siglo XVIII a
consecuencia del declive económico de Lima y de las Reformas borbónicas.
Después
de la
Independencia pasó a ser la capital de la República
En la actualidad se
le considera como el centro político, cultural, financiero y comercial del
país. A nivel internacional, la ciudad ocupa el quinto lugar dentro de las ciudades más
pobladas de América Latina y es una de las treinta aglomeraciones
urbanas más pobladas del mundo.7 Por su
importancia geoestratégica, ha sido definida como una ciudad global de
«clase beta».8
Jurisdiccionalmente,
la metrópoli se extiende mayoritariamente dentro de la provincia de
Lima y en una porción menor, hacia el oeste, dentro de la provincia constitucional del Callao,
donde se encuentran el puerto marítimo y
el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.
Ambas provincias cuentan con autonomía regional desde 2002.
DESCRIPCIÓN HISTÓRICA
Época Precolombina
En la era precolombina, el territorio de lo que hoy es la ciudad de Lima estaba habitado por diversos grupos amerindios. Antes de la llegada del Imperio inca a la región, los valles de los ríos Rímac y Lurín estaban agrupados bajo el señorío de Ichma. Su presencia ha quedado atestiguada en unas 40 pirámides de adobes, asociadas al sistema de irrigación de los valles. En el siglo, los Incas conquistaron la región y erigieron sus propios edificios públicos en sitios como Pachacámac.
En la era precolombina, el territorio de lo que hoy es la ciudad de Lima estaba habitado por diversos grupos amerindios. Antes de la llegada del Imperio inca a la región, los valles de los ríos Rímac y Lurín estaban agrupados bajo el señorío de Ichma. Su presencia ha quedado atestiguada en unas 40 pirámides de adobes, asociadas al sistema de irrigación de los valles. En el siglo, los Incas conquistaron la región y erigieron sus propios edificios públicos en sitios como Pachacámac.
Fundación Española
En 1532, un grupo
de conquistadores españoles dirigidos
por Francisco Pizarro derrotaron al inca Atahualpa y
conquistaron su imperio. Dado que la Corona Española había nombrado a Pizarro
gobernador de las tierras que conquistase,3 éste
emprendió la búsqueda de un lugar adecuado para establecer su capital. Su
primera elección fue la ciudad de Jauja, sin embargo, esta
ubicación fue considerada inconveniente por su altitud y su lejanía del mar al
estar situado en medio de los Andes. Exploradores españoles dieron
cuenta de un mejor lugar en el valle del Rímac, cerca del Océano Pacífico, con abundantes provisiones de
agua y madera, extensos campos de cultivo y un buen clima. Ahí, Pizarro fundó
su nueva capital el 18 de enero de 1535 con el nombre
de Ciudad de los Reyes.
En agosto de 1536, la recién fundada ciudad
fue sitiada por las tropas de Manco Inca, líder de una rebelión incaica
contra el mandato español. Los españoles y sus aliados nativos, encabezados por
el propio Pizarro, derrotaron a los rebeldes luego de fuertes luchas en las
calles de la ciudad y sus alrededores. El noviembre de 1536, la Corona Española
reconoció la fundación y el 7 de diciembre de 1537, el emperador Carlos V confirió un escudo de armas a la
ciudad.
Durante los
siguientes años, Lima debió afrontar los disturbios causados por las disputas
entre diferentes grupos de españoles. Al mismo tiempo, aumentó su prestigio al
ser designada capital del Virreinato del Perú y sede de una Real Audiencia en
1543. La primera universidad limeña, la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, fue establecida en 1551 y la primera imprenta en 1584. La
ciudad también se convirtió en un importante centro religioso, en 1541 se
convirtió en sede de una diócesis de
la Iglesia Católica, la cual se convirtió en arquidiócesis cinco años después.
Lima prosperó en
el siglo XVII como
el centro de una vasta red comercial que integraba el Virreinato del Perú
con América,
Europa y Asia Oriental. Los
comerciantes limeños canalizaban la plata peruana a través del cercano puerto
del Callao y
la intercambiaban por bienes importados en la feria comercial de Portobello, en
la actual Panamá. Esta práctica era sancionada por ley, pues la Corona
había estipulado que todo el comercio del virreinato debía pasar por el Callao
en su camino hacia y desde mercados del exterior. La prosperidad económica de
la ciudad se vio reflejada en su rápido crecimiento, la población aumentó de
alrededor de 25.000 en 1619 a un estimado de 80.000 en 1687.
Sin embargo, la ciudad no estuvo
libre de peligros. El 20 de octubre y 21 de diciembre de 1687, fuertes terremotos
destruyeron gran parte de la ciudad y sus alrededores.12 El
desastre fue seguido por epidemias y falta de alimentos lo que provocó el
descenso de la población a menos de 40.000 para 1692. Una segunda amenaza
era la presencia de piratas y corsarios en el Océano Pacífico. Una expedición naval
holandesa atacó el puerto del Callao en 1624 pero fue rechazada por el
virrey Diego Fernández
de Córdoba. Bucaneros ingleses proliferaron en las aguas del Pacífico
en la década de 1680 hasta que fueron repelidos por los
comerciantes de Lima en 1690. Como medida de precaución, el virrey Melchor de Navarra y Rocafull construyó
las Murallasde Lima entre 1684 y 1687.
El terremoto de
1687 marcó un punto de quiebre en la historia de Lima pues coincidió con una
recesión en el comercio, el declive de la producción de plata y una mayor
competencia económica con ciudades como Buenos Aires. A
estos problemas se sumó un devastador terremoto el 28 de octubre de 1746, el cual causó
severos daños en la ciudad y arrasó El Callao, obligando a un gran esfuerzo de
reconstrucción a cargo del virrey José Antonio Manso de Velasco. Este
desastre generó una intensa devoción hacia una imagen de Cristo conocida como
el Señor de los Milagros, la cual ha sido
sacada en procesión cada octubre desde 1746.
Durante la segunda
mitad de la época virreinal, durante el gobierno de los reyes de la Casa de Borbón,
el desarrollo urbano de Lima estuvo marcado por las ideas de la Ilustración sobre
la salud pública y el control social. Entre los edificios construidos
durante este periodo se encuentran un coliseo de gallos, la Plaza de Toros de Acho y el Cementerio
General. Los dos primeros fueron construidos para regular esas actividades
populares centralizándolas en un solo lugar, mientras que el cementerio puso
fin a la práctica de enterrar a los muertos en las iglesias, considerada
insalubre por las autoridades públicas.
Durante la segunda
mitad del siglo XVIII, Lima se vio afectada por las Reformas borbónicas pues perdió su
monopolio sobre el comercio exterior, así como el dominio de la importante
región minera del Alto Perú que en 1776 fue transferida
al Virreinato del Río de la Plata.
Este debilitamiento económico llevó a la élite de la ciudad a depender de cargos en el gobierno virreinal y en la Iglesia para su sostenimiento; se mostró reticente a apoyar la independencia. En la década de 1810, la ciudad se convirtió en un bastión realista durante las Guerras bajo el gobierno del virrey José Fernando de Abascal y Sousa.
Este debilitamiento económico llevó a la élite de la ciudad a depender de cargos en el gobierno virreinal y en la Iglesia para su sostenimiento; se mostró reticente a apoyar la independencia. En la década de 1810, la ciudad se convirtió en un bastión realista durante las Guerras bajo el gobierno del virrey José Fernando de Abascal y Sousa.
Una expedición
combinada de patriotas argentinos y chilenos dirigidos por el general José de San Martín desembarcó al sur de
Lima el 7 de septiembre de 1820, pero no atacaron la
ciudad. Enfrentado a un bloqueo naval y a la acción de guerrillas en tierra firme, el
virrey José de la Serna se vio forzado a evacuar
la ciudad en julio de 1821 para salvar al ejército realista. Temiendo un
levantamiento popular y careciendo de recursos para imponer el orden, el
consejo de la ciudad invitó a San Martín a entrar en Lima y firmó una
Declaración de Independencia a su solicitud. La guerra se prolongó por dos años
más, durante los cuales la ciudad cambió de manos muchas veces y sufrió abusos
de ambos bandos. Para cuando la guerra se decidió, el 9 de diciembre de 1824 en la Batalla de Ayacucho, Lima había quedado
considerablemente empobrecida.
Época republicana
Después de la
Guerra de Independencia, Lima se convirtió en la capital de la República del
Perú pero el estancamiento económico y desorden político del país paralizó su
desarrollo urbano. Esta situación se revirtió en la década de 1850,
cuando los crecientes ingresos públicos y privados derivados de la exportación
del guano permitieron
una rápida expansión de la ciudad. En los veinte años siguientes, el
Estado financió la construcción de edificios públicos de gran tamaño para
reemplazar los antiguos establecimientos virreinales, entre estos se encuentran
el Mercado Central, el Camal General, el Asilo Mental, la Penitenciaría y el Hospital Dos de Mayo. También
hubo mejoras en las comunicaciones; en 1850 se completó una línea de
ferrocarril entre Lima y Callao y en 1870 se inauguró un puente de hierro sobre
el río Rímac, bautizado como Puente Balta. En 1872 se demolieron las
murallas de la ciudad previendo un mayor crecimiento urbano a futuro. Sin
embargo, este periodo de expansión económica también ensanchó la brecha entre
ricos y pobres, produciendo un extendido descontento social.
Durante la Guerra del Pacífico (1879–1883), el ejército chileno ocupó Lima después de
derrotar a las tropas peruanas en las batallas de San Juan y Miraflores. La ciudad sufrió los desmanes de
los invasores, quienes saquearon museos, bibliotecas públicas e instituciones
educativas. Al mismo tiempo, turbas enardecidas atacaron a los ciudadanos
pudientes y a la colonia asiática, saqueando sus propiedades y negocios.
Después de la
guerra, la ciudad atravesó por un proceso de renovación urbana y expansión
desde la década de 1890 hasta la de 1920.
Ya que el centro de Lima se hallaba sobrepoblado, en 1896 se estableció el área
residencial de La Victoria como un barrio obrero. Durante
este período la configuración de la urbe fue modificada por la construcción de
grandes avenidas que entrecruzaron la ciudad y la conectaron con poblados
vecinos como Miraflores. Entre las décadas de 1920
y 1940, muchos edificios del centro histórico fueron
reconstruidos, incluyendo el Palacio de Gobierno y el Palacio Municipal.
El 24 de mayo de 1940, un terremoto
destruyó gran parte de la ciudad, que por entonces estaba construida
principalmente con adobe y quincha.
En la década de 1940, Lima inició un período de acelerado crecimiento como
consecuencia de la inmigración desde las regiones andinas del Perú. La
población, estimada en 0,6 millones de habitantes en 1940, alcanzó 1,9 millones
en 1960 y 4,8 millones en 1980. El área urbana, anteriormente confinada a
una zona triangular delimitada por el centro, El Callao y Chorrillos, se extendió más allá del río Rímac
por el norte, a lo largo de la Carretera
Central por el este, y también más hacia el sur.36 Durante
este periodo se llevaron a cabo una serie de obras públicas importantes,
principalmente bajo los gobiernos de Manuel A. Odría (1948–1956) y Juan Velasco Alvarado (1968–1975).
El Brutalismo fue el estilo
arquitectónico predominante durante la década de 1970,
tal como lo ejemplifica el masivo edificio de Petroperú, construido para albergar
la sede de la compañía de petróleo estatal. Aun así, el crecimiento
poblacional rebasó el desarrollo de los servicios públicos, llevando a la
proliferación de barriadas, conocidas localmente como "pueblos
jóvenes". De acuerdo al censo de 1993, la población de la ciudad
ascendía a 6,4 millones de habitantes, equivalente a un 28,4% del total de la
población del Perú en comparación con el 9,4% que representaba en 1940.
Los diez últimos presidentes del Perú son:
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